domingo, 10 de mayo de 2009

Reportaje

El adultocentrismo en labios religiosos, profesionales y educativos

Carmenchi Gómez
Arlene Reyes Sánchez
Aimée Rosa Encarnación
Claudia Patricia Jiménez Lara

SANTO DOMINGO.-La luz del sol despierta a los dominicanos. El café caliente comienza a oler, lo cual significa que muchos, como el padre de Alexéi Tellerías están en la cocina preparando el desayuno del día. A poca distancia está la habitación de este joven, quien ya había ignorado la primera alarma de su celular. Sin embargo, como se dice, la tercera es la vencida, se levanta de la cama y se dirige hacia el baño.
Luego, Tellerías sale de su lugar de descanso para ir a realizar su sueño: escribir hasta el cansancio. El chico es dominicano, estudiante de término en Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

A pesar de ello, Alexéi ejerce el periodismo como muchos jóvenes en el mundo. Trabaja en el periódico de mayor circulación en República Dominicana: LISTÍN DIARIO, donde tiene cuatro años ejerciendo con dignidad su labor profesional.

“Entré al periódico un 18 de mayo como empleado fijo, pero mi ingreso real fue el 25 de enero del 2005 como pasante de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Muchos piensan que tuve que ver con el proyecto "Periodistas por un Año", dada mi identificación con este, pero la verdad es que no fue así”, dijo Tellerías.

El periodista dice haber enfrentado altas y bajas, explicó: “Todo en la vida es un reto. Uno tiene mucho por que luchar; al uno ser joven muchas veces desconfían de que uno puede hacerlo bien, creen que somos caricaturas, títeres o juguetes cuando en realidad uno es como una esponja: quiere absorberlo todo, aprenderlo todo”.


“No es difícil pensar que estas imágenes de las personas jóvenes se basan en una visión parcializada de la vida concreta. En última instancia, ningún joven es el modelo o el monstruo que proyectan los medios, pero aunque no lo sean, están obligados a lidiar con ese universo simbólico que satura sus vidas de idealizaciones acerca de sí mismos. Esta interacción problemática impone una dinámica donde los medios de comunicación masiva refuerzan significados esencializados acerca de la juventud”, documento obtenido de Cuadernos de Comunicación No. 3, PUCMM, en proceso de edición. ‘Modelos o monstruos: interacciones problemáticas entre juventud y medios de comunicación masiva’, de Mario Zúñiga Núñez.
Divino tesoro
Al preguntarle al joven sobre sus pasiones, manifestó: “Son muchas las cosas que me apasionan. Me apasiona luchar por un mundo con igualdades y justicia social, me apasiona combatir contra los sistemas de dominación. Me apasionan las artes y las emociones, además de poder tener la capacidad de manifestarlas a través de las palabras (tal vez fue por eso que caí en "el gancho" de estudiar periodismo, aunque no me arrepiento). Me encantan las artes en todas sus vertientes y la esgrima (suena extraño, ¿no?) También soy un apasionado de la Internet... a la red le debo mucho, por ejemplo el haber podido sobrevivir a la adolescencia, que es una etapa más peligrosa que las drogas y la policía”.


Tal cual refiere el texto ‘Juventudes y religiosidades: nuevas místicas, nuevos sentidos’, de la periodista y educadora Naivi Frías: “Si bien en un tiempo los jóvenes eran una proyección de lo que querían sus padres, o la piedra donde descansaba el futuro, hoy son el otro, la otra. De manera individual, realmente forman parte de una sociedad fragmentada, en la que son sujetos y no objetos. Pero, esas juventudes aún viven en un mundo que, antes de valorar lo que son, les intenta imponer lo que deben ser”.

Parece que Tellerías, que también es blogger, comparte esta visión con Frías, pues agregó: “Los jóvenes la tenemos difícil en los medios tradicionales. Al hecho de que cada vez se cierran más medios y las oportunidades son más difíciles para todos los periodistas, quienes tenemos poca experiencia estamos peor... ‘por inexpertos’. Frente a eso, se pueden desarrollar alternativas en nuevos medios e Internet, pero todavía en nuestro país estamos en una fase de "prueba y error", además de que los grandes inversionistas no ven en estas redes un mecanismo de alcance a gran escala (esto es también adultocentrismo, porque los principales empresarios siguen viendo a Internet como‘cosas de muchachos’)”.


También agregó: “En mi opinión, lo que ha venido a funcionar como ‘válvula de escape’ para los periodistas jóvenes es la proliferación de ‘revistas juveniles’ como Uepa Mag, Flow, entre otras, que necesitan llegar a un segmento muy específico con personas que ‘hablen en su idioma’. Ahí es en donde la empleomanía difícilmente supera los 30 años”.

Según una encuesta realizada a un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, éstos contestaron al unísono: “El adultocentrismo nos invade, se cree que la juventud es el futuro. Sin embargo, la juventud es ahora. Nos estamos preparando y ya tenemos las herramientas y las capacidades para desarrollarnos como profesionales de éxito, con las habilidades necesarias para promover cambios en nuestra sociedad”.

Es tal vez el motivo por el cual Jeannette Tineo, psicóloga y especialista en temas de género y desarrollo, se inspira y redacta para la edición número tres de ‘Cuadernos de Comunicación’, de la PUCMM, lo siguiente: “En nuestras sociedades, la idea de lo humano se define en función de dos criterios fundamentales: lo adulto y masculino. Ambos sistemas el adultocentrismo1 y el patriarcado implican un reduccionismo de la realidad, en donde se excluyen las producciones y aportes que desarrollan los colectivos sociales no-adultos en nuestras comunidades”.

No obstante, con una mirada firme, pero a la vez con el reflejo de la preocupación, Tellerías cuenta: “A partir de haber estudiado el fenómeno del adultocentrismo y conocerlo (en mi organización entendemos que ese es uno de los tantos ‘pilares de la dominación’). Mi opinión es que estamos frente a uno de los prejuicios invisibles más dañinos de toda sociedad. El entender que el ‘ser humano perfecto’ debe tener ciertos cánones de edad, género, raza, especie y demás, genera una exclusión social con unas consecuencias bien peligrosas para el propio desenvolvimiento suyo.

De igual manera, consideró: “En el periodismo uno sufre las consecuencias de esta práctica, sobre todo de quienes nos dirigen y vinculan juventud con inexperiencia. En mi caso yo la he sufrido al hacer referencias históricas en mi blog sobre la universidad y su desenvolvimiento, y lo primero que dicen para descalificarme es ‘tú eres muy joven para saber’ (desconociendo que yo vengo dándole seguimiento a los problemas de mi universidad desde que tengo 12 años, y que por ende conozco su historia en los últimos 10 ó 15 años)”.
Tellerías explicó: “En tal sentido se interpreta que las cosas funcionan por la edad cronológica de quien las ejecuta, y a partir de esto es extraño ver que en los principales medios de comunicación existan ejecutivos de menos de 30 años... y a los de menos de 40 se les vive en un constante asedio y acoso (del tipo ‘no perdonarles nada y cualquier error o equivocación aumentarla con el clásico ‘imagínate, es que ahí falta la experiencia’ o ‘los años brindan el peso’). Del mismo modo, se encuentra adultocentrismo en frases como ‘ah, déjalo que sea rebelde, esas son cosas de la edad”.

Por otro lado, se dice que en República Dominicana reinan figuras “legendarias” como Freddy Beras Goico, defensor público y uno de los comunicadores más completos del país, o una Nuria Piera, investigadora incansable de larga trayectoria. Se puede observar cómo existe un grupo selecto de grandes figuras que abarcan todo el gran mercado comunicacional dominicano.

Jochy Santos, Tania Báez, Milagros Germán, Jatna Tavárez son algunas de las principales caras que tienen un nicho de mercado, ganado luego de años de servicio comunicacional.
Lando Reyes, periodista egresado de la Universidad Católica Madre y Maestra, cuenta cómo se ha percatado de que a través de los años de estudio y experiencias vividas el adultocentrismo es practicado no sólo en los comunicadores sociales, sino que también afecta todo tipo de profesiones.
“Es sumamente lamentable cómo nuestra profesión es constantemente denigrada por muchos ‘presentadores’ o ‘presentadoras’ que no estudian ni siquiera nuestra carrera y se les permite practicar nuestra profesión”, refuta Reyes.
El profesional en Comunicación Social agregó: “El talento joven que sí logra laborar y destacarse en los medios mayormente está en sus posiciones, porque son hijos de otros comunicadores (Roberto Ángel y Pamela Sued) cosa que siempre pasa en todos los ambientes laborales. Sin embargo, existe un grupo bueno de no tan jóvenes, encabezados por Sergio Carlo, que cada día hacen una labor encomiable en la comunicación dominicana”.
“Yo mismo he sido víctima de rechazos de muchas personas del medio y no por falta de preparación ni por falta de talento sino porque muchos de los comunicadores de antaño no tienen la seguridad suficiente de darle la oportunidad a alguien que puede hacer un buen trabajo por temor a ser desplazados”, comenta Reyes.

La nueva generación de comunicadores debe hacerse oír a voz propia, abrirse camino ellos mismos, porque son cada día menos los que dan verdaderas oportunidades de realmente practicar lo que hemos soñado desde hace tanto tiempo: practicar la comunicación social de una manera digna.



Juventud, ¿tabú o etapa?
República Dominicana, al igual que otros países del mundo, se encuentra organizada a partir de valores y criterios que la rigen, los cuales son trasmitidos de generación en generación sin tener a veces siquiera una razón de ser, sino que existen simplemente.

Jeannette Tineo lo refiere en su texto “Posturas y miradas para nuestro acercamiento a las realidades juveniles” (‘Cuadernos de Comunicación’ No. 3,-PUCMM- en proceso de edición), cuando redacta: “En distintos momentos de la historia se han construido sistemas de dominio económico, político, cultural, religioso y sexual, los cuales establecen parámetros que condicionan lo humano en nuestras sociedades… Esta matriz de dominación opera de manera combinada otorgando privilegios y ventajas a quienes poseen una o varias condiciones como ser hombre, blanco, adulto, rico, heterosexual, etc”.
De hecho, el ser humano, asumiendo que con las leyes se organiza, desconoce que éstas en ciertas ocasiones también lo limitan, lo cierran y lo convocan a vivir en un sociedad bañada por tabúes, que a la larga atrasan o más bien construyen un progreso abstracto: “Es por esto que todo en nuestro entorno se clasifica y jerarquiza, operándole de este modo, un sistema de producción y reproducción de lo cotidiano basado en el estigma y la discriminación” (Tineo, Jeannette. Cuadernos de Comunicación No. 3, -PUCMM- en proceso de edición).

El término juventud llega a nuestras vidas para el siglo XX, tal y como Tineo lo establece en su escrito. En adición a esto la Enciclopedia Libre y Virtual, refiriéndose a la Organización de las Naciones Unidas y sus modelos sociales, puntualiza: “La juventud es un proceso relacionado con el período de educación en la vida de las personas y su ingreso al mundo del trabajo”. Pero, ¿será esto posible en una sociedad que respira una modalidad de discriminación, tendencia madura o sistema social, como se le quiera llamar, denominada adultocentrismo?
“Los dueños del mañana”... ¿Seguro?... y... ¿Cómo?
La Organización Juvenil costarricense Mala Praxis en su espacio cibernético es la oportunidad idónea -para aquellos que utilizan la red como técnica de adquisición informativa- de conocer algunas experiencias, definiciones o distintas manifestaciones adultocéntricas en que los jóvenes, una vez más siendo “los dueños del mañana”, no tienen derecho a iniciar o construirlo o, tal y como se especificó en líneas anteriores, dar el primer paso a la etapa de desarrollo laboral que debe experimentarse en tal período de desarrollo humano.

De igual manera, la periodista de A Primera Plana (Jeannette Tineo), mientras Mala Praxis bombardea comentarios juveniles, apunta que es tanto el adultocentrismo de nuestras sociedades que a los jóvenes cuando de manera milagrosa les dan trabajo, lo primero que tanto el empleador como sus padres en el hogar le dicen es que como ya trabajan deben adoptar una postura de adultos, maduros, comprometidos, con responsabilidades, y es que, al parecer, inmediatamente un joven decide integrarse a la vida productiva sus privilegios, posturas y experiencias como joven son coartadas, como si ser joven se tratara de una moda o estilo de ropa. Para ser específicos, Tineo lo establece con el concepto de “jóvenes adultistas”, como aquel grupo de jóvenes a los cuales se les da espacio porque ven esta etapa como algo que pasó y se consideran de por sí ellos mismos adultos.




El adultocentrismo en labios eclesiásticos

En un intercambio de pareceres entre el educador, sacerdote y abogado Manuel de Jesús Rodríguez, se deduce que hablar de adultocentrismo es hacer referencia a un prejuicio social, a una postura sobrevalorada en la que el término ‘experiencia’ es la protagonista, y es que una de las razones por las cuales un joven no es aceptado en una determinada empresa, después de tener un currículum vasto y una apariencia acorde, es precisamente no haber tenido la experiencia necesaria con una labor similar antes de la solicitud. Pero en realidad, el punto es el siguiente: ¿Si nadie da el primer paso, podrá algún día el joven tener experiencia?
“El ser humano no se mide por la edad, la preparación, ¿no sería más importante?”, confesó el religioso.

Rodríguez admite que un factor de valor serían los riesgos sanitarios o legales que a veces implica tener a un joven trabajando a su lado, pero advierte que siempre hay una primera vez y que el mundo pide ‘cambio y novedad’. “El universo vive en la actualidad con una epidemia intratable, sin tratamiento alguno, y es el temor a lo nuevo”, aseguró Rodríguez.

En adición a esto, Rodríguez confiesa que además del cliché de la experiencia hay un factor poderoso y es el problema económico, la crisis mundial, el costo de la mano de obra juvenil, aseverando: “Mientras uno puede pagarle a un profesional que tiene más de 10 años en una compañía un sueldo de supervivencia, a un joven, por todas las actualizaciones que el mundo presente apremia, obviamente hay que pagarle más, elemento que en lo personal tiene su precio y estoy en total acuerdo, indudablemente”.

Por otro lado, explica: “La realidad laboral se refiere a la ansiedad de los jóvenes por integrarse a la vida productiva. A veces favorece que los adultos con larga trayectoria en una empresa, sometidos a aumentos salariales correspondientes a las disposiciones gubernamentales, sean los que reemplacen a esos grandes asalariados, por pagos inferiores a sus capacidades, lo que se traduce en que a pesar de que la mano de obra juvenil deber ser más cara, a veces es abaratada por falta de experiencia”.

El sacerdote, de no más de 38 años, manifiesta que el globo terráqueo anhela energía nueva y esa es la mejor solución: incluir caras párvulas al mundo laboral dominicano. Los adultos viven hablando del futuro, los políticos del progreso y el mundo entero de cambio, ¡qué mejor calmante que la erradicación del adultocentrismo, como ayuda a la superación del ser humano!”, “ser joven hoy en día es un desafío”.

Hablar de un mal de competencia mundial no tiene fin. Hacer referencias a profesionales, analistas de problemas sociales o dolores de cabeza que sin importar edad competen a todo ser humano, implica una redacción de páginas eternas, por lo que es éste simplemente un esbozo, pinceladas de lo que podría generar, genera y ha generado el adultocentrismo en nuestras vidas.





Estudiando la mente desde el adultocentrismo

Para ello, se ha entrevistado a José Miguel Gómez, psiquiatra y columnista de LISTÍN DIARIO, quien revela: “El desacreditar y subestimar a la juventud solo por el hecho de ser jovenes afecta mucho más de lo que la sociedad puede percatarse. Esta actitud refleja no sólo desconsideración por parte de los adultos que una vez fueron jóvenes y también pasaron por lo mismo, sino que lleve a los jóvenes que realmente se interesan por el bien social y la humanidad y que no están centrados en el bienestar de sí mismos o que no se dejan llevar por la sociedad de mercado o postmodernidad que vivimos, al ver esta falta de confianza, a terminar por no interesarse y dejar de involucrarse en los procesos de la sociedad actual”.

Agrega, convencido: “En el mundo laboral siempre se ve a los jóvenes como inexpertos o vagos, pero si no se les da la oportunidad no podrán desarrollar las destrezas que tengan. Podríamos decir que hay algo todavía peor, y es la discriminación no sólo a jóvenes, sino a jóvenes de escasos recursos. Los hijos de empresarios, políticos y demás tienen más oportunidades de desarrollarse y, aunque no siempre se interesen, se vinculan más con los procesos de la sociedad. Pero los jóvenes con menos posibilidades no tienen un apellido, una herencia ni nada que administrar, si se les cierran las puertas se reprimirán y terminarán haciendo nada. Hay muchos jóvenes talentosos que por falta de oportunidades trabajan en supermercados, centros de llamadas y lugares donde no pueden aprovechar las oportunidades del desarrollo”.

“El adultocentrismo cierra muchas posibilidades de desarrollo de los países. Los empresarios, dueños de comercios, políticos y todos los que tienen el poder y dinero de hoy no serán para siempre. Se necesita que esas personas que ocupan esos lugares hoy en día no crean que están en desuso, ni vean a la juventud como amenazas, sino que sean sus guías y les instruyan”, finaliza.

Perspectiva de educadores
Se estima que los pagos de bajos salarios, la negación de oportunidades laborales o el hecho mental de que los jóvenes son inferiores a los adultos a la hora de desempeñar funciones en diversos ámbitos son actitudes discriminatorias que forman parte de nuestra cultura.
“El adultocentrismo representa un atraso a la sociedad en contra de los jóvenes, que hasta partiendo de lo más mínimo, se desmotivan a llevar solicitudes en diversos ámbitos laborales”, afirmó Vitalia Lara, directora de Colegios Privados de la Secretaría de Estado de Educación.
Por su parte, Ramón Emilio Jiménez, ex director regional 10-05, afirmó que una de las consecuencias negativas del adultocentrismo es la baja autoestima en los jóvenes, que puede evitar que estos acudan a solicitudes de trabajo porque consideran de antemano que serán rechazados, aportando una cifra más al desempleo.
Ambos concluyen que el adultocentrismo es un reflejo negativo de la sociedad que duda sobre la capacidad o aptitudes de una persona y en palabras más informales, es muy similar a juzgar un CD por su portada y no por su contenido.





Coloridas conclusiones...Un posible final feliz

Alexéi Tellerías, el universitario, que sin haberse graduado supervisa tesis en su universidad (dígase Universidad Autónoma de Santo Domingo-UASD), ha decidido ver la vida con optimismo, consciente de que “mañana el sol brillará para esa juventud trabajadora y emprendedora que no se detiene aun quieran cortar sus alas...”.

“Tengo fe en lo que hago y el camino estrellado está. Los jóvenes tenemos que luchar sin cansancio, pues el mundo cuenta con nosotros, nos espera para seguir girando”, concluye Tellerías.

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